Gas natural o butano, ¿qué energía me interesa más?
Antes de sopesar los precios del gas natural y del butano, hay que ver en qué casos debemos apostar por uno u otro. Así, si tenemos calefacción central con radiadores, nos tocará recurrir al gas natural. Ahora bien, si únicamente lo utilizamos para cocinar y para disfrutar de agua sanitaria caliente, es interesante hacer cuentas.De primeras, la bombona de butano exige que estemos más pendientes de ella: desde su ubicación en casa, hasta no quedarnos sin gas en medio de la ducha. A cambio, nos da más independencia, ya que su precio es más claro (sin más impuestos que el del IVA) y ahora mismo va a la baja, lo que es el objetivo de todo ahorrador.
Por el contrario, con el gas natural nos tocará asumir el coste que la comercializadora quiera, así como el incremento que conlleva el impuesto sobre hidrocarburos. De igual forma, la vivienda deberá tener hecha la instalación adecuada. La ventaja es que nos da cierta libertad en el consumo y no necesitaremos contar con el hueco para dejar la bombona. Además, este sistema resulta más seguro.
Gas natural o butano, ¿y el precio?
Ahora bien, ¿hay una diferencia sustancial de precios como para replantearse el cambio? Desde que se empezara a revisar el coste de la bombona de butano cada dos meses, el consumidor medio sí puede notar una diferencia significativa. Para hacernos una idea, en los últimos meses el importe del butano ha bajado casi un 30% hasta llegar a costar 12,76 euros. Esto no significa que el gas natural haya tenido el efecto contrario, pero sí hay que tener en mente la forma de tarificar.Para no enredarnos demasiado, si nos decantamos por un contrato de gas natural, debemos tener en cuenta el consumo que haremos a lo largo de un año. A partir de aquí se nos aplicará la tarifa, con los respectivos impuestos, que pagaremos cada dos meses. Así, por ejemplo, si elegimos la tarifa regulada (TUR) para consumos inferiores a 5.000 kW/año, hay que asumir un coste de 0,05192998 euros por cada kWh consumido. Además, abonaremos 4,36 euros/mes de término fijo, con independencia de que consumamos o no.
¿Merece la pena seguir pagando por el gas natural?
A sabiendas de los puntos fuertes y débiles de cada uno de los sistemas, y con el butano a la baja, ¿qué opción nos permite un mayor ahorro a final de año? Dejemos de lado la comodidad que conlleva el gas natural y vayamos a lo que nos concierne: el precio final.Si somos una familia de tres componentes, es probable que usemos unas dos botellas de butano para abastecer cocina y agua sanitaria. Dado que lo más normal es que por lo menos nos duren dos meses cada una, compramos una al mes para hacer los cálculos de la forma más sencilla posible. Con estos parámetros, a final de año implica pagar unos 153 euros (hay que tener presente que el importe variará a lo largo de los meses). Ahora bien, ¿cómo hacemos la traducción a gas natural?
La solución es tan sencilla como pasar la medida de "bombona de butano" a "kWh/año", que es lo que asumiremos con las compañías de gas natural. Así pues, una bombona de butano son 159 kWh. Puesto que estimamos que consumimos una botella al mes, al cabo del año estaremos gastando 1.908 kWh de gas. Con este dato ya podemos aplicar la tarifa mínima que nos ofrece el mercado. Si nos decantamos por la tarifa regulada -que tiene conceptos como potencia, consumo, impuestos sobre el gas, alquiler del contador e IVA-, nos sale a 223,43 euros/año.
¿Compensa pagar 70 euros más al año? Aquí ya entra cada consumidor y el valor que le damos a la comodidad que ofrece el gas natural. Por ello, no está de más echar un vistazo a un comparador de tarifas de gas natural y hacer nuestras propias cuentas para ver qué método es el más completo.
Artículo escrito por: EROSKI Consumer