¿Has notado que se han retrasado pruebas médicas porque algún aparato está en reparación? ¿La lavadora o el móvil que encargaste hace tiempo no terminan de llegar? Estás siendo víctima, como millones de usuarios, de la crisis de los microchips. Cada vez más aparatos utilizan chips, que están en las entrañas de miles de artículo. Por eso, cuando la producción de estas pequeñas piezas se ralentiza o se para, se detiene también la fabricación de productos en los que se encuentran. Y, aunque parezca una crisis de empresas que nada tiene que ver con el ciudadano, la realidad es que a todos los consumidores la escasez de microchips nos afecta, como te explicamos en las siguientes líneas: retrasos en entrega de productos, encarecimiento de los artículos e, incluso, desempleo en algunos sectores.
¿Por qué no hay microchips?
Los microchips son una parte esencial de nuestra vida cotidiana. Por ejemplo, un coche tiene hasta 14.000 chips o semiconductores. Y es solo una muestra, pues estos dispositivos están en frigoríficos, lavadoras y microondas; móviles y cámaras; aparatos médicos, estéticos o de fotografía e impresión… Por eso, además de la muy tocada producción de automóviles, hasta las videoconsolas más conocidas y los smartphones más caros se han visto resentidos por la escasez de microchips.
Si para las empresas supone una importante pérdida de ingresos, para el usuario es también una incómoda situación, ya que, entre otras consecuencias, sus pedidos acumulan retrasos de entrega de difícil solución. ¿Dónde están las causas de la falta de microchips?
- Demanda excesiva. En la actualidad, hay un exceso de demanda, sobre todo, a raíz de la pandemia y los confinamientos. Aunque el problema comenzó antes. A la demanda desbordada hay que sumar una oferta escasa. Y es que la oferta de estos chips, según señalan los expertos de JP Morgan, es inferior a la demanda hasta en un 30 %, lo que paraliza —o, en los mejores casos, ralentiza— la producción.
- Escasa oferta. La escasez de la oferta se debe, en gran medida, al hecho de que el mercado está concentrado en muy pocas manos: existen muy pocos proveedores, casi todos en Taiwán, China y Corea del Sur.
¿Cómo afecta en la vida diaria la crisis de microchips?
Retraso en la recepción de productos
La entrega de diversos productos están sufriendo retrasos, como sucede en el caso de los automóviles (uno de los sectores más afectados). Los plazos ya son “cercanos a los seis meses, y por general siempre han sido de dos meses de media”, señalan fuentes de la industria automotriz.
Dificultad para encontrar algunos productos
Si la crisis persiste, no será fácil encontrar determinados productos (y determinadas marcas). La razón es que, al haber escasez de dispositivos, las compañías más grandes e importantes —como Apple, etc.— tendrán más capacidad para comprarlos y poder fabricar sus artículos antes que otras empresas más pequeñas. Si quieres adquirir productos de marcas menos importantes, de empresas más pequeñas… podrías tener dificultad para dar con ellos.
Precios más caros
No solo resultará más difícil encontrar ciertos productos, sino que es probable que adquirirlos sea más caro —concluye la consultora CCS Insight—. El exceso de demanda ha supuesto que suban los importes de muchos componentes de los chips y que éstos hayan incrementado los costes. La subida del precio de los chips se repercute en el precio final del producto que los lleve incorporados.
Desempleo
La crisis de los chips, al afectar al sector automovilístico, toca de lleno a España, que es el segundo país fabricante de Europa y el octavo del mundo. Si en todo el planeta se suceden los parones de fábricas, como los recortes de Toyota a nivel mundial y los ERTE de Audi en Alemania, en España también repercute. Los problemas de abastecimiento en Stellantis Vigo (antes PSA Peugeot Citroën) provocan continuas suspensiones de actividad y, en el caso de Seat, la empresa ha planteado un ERTE que afecta a toda la plantilla de las fábricas hasta finales de junio de 2022.
Otras consecuencias
Además de los retrasos en la entrega de artículos o los precios más caros, hay otras consecuencias como el aplazamiento de pruebas médicas en caso de que algún aparato deba repararse, retrasos en las reparaciones del ordenador, etc. que inciden de lleno en la salud y la vida laboral de los ciudadanos.
¿Hay solución para la crisis de los chips?
No se contempla una solución rápida ni sencilla para esta crisis. De hecho, los expertos estiman que los efectos de la crisis de semiconductores pueden alargarse “hasta bien entrado 2022”.
Pensando a largo plazo, la solución que se contempla en Europa es la creación de mecanismos para mantener a la UE competitiva y autosuficiente. De hecho, la Comisión Europa explicó hace menos de un mes que tiene como objetivo que “para 2030 la UE produzcan el 20 % de los semiconductores a nivel global frente al actual 10 %”. La propia presidenta del Ejecutivo Comunitario, Ursula von der Leyen, ha anunciado la creación una ley europea de chips para “crear conjuntamente un ecosistema europeo de chips de última generación, que incluya su fabricación, garantice nuestra seguridad de suministro y desarrolle nuevos mercados para una tecnología europea pionera”.
Fuente: Erosky Consumer