La selección de los suelos del hogar es una de las decisiones más importantes y trascendentales de cuantas se pueden tomar para reformar el interior de una vivienda. Pero no nos referimos exclusivamente al factor estético, sino a un conjunto de variables que deben influir en la elección final.

 

Luminosidad, factor clave para la elección de los suelos

Pues bien, entre las claves a tener en cuenta antes de elegir el suelo destaca la luminosidad. En este sentido, las baldosas de gran formato aportan profundidad. Y si se usa el mismo material en toda la casa, se conseguirá una sensación de continuidad visual y más amplitud.

Además, deben valorarse las tonalidades. De manera que, si una vivienda no es muy luminosa, conviene elegir tonos claros para el suelo, así como otros arena, crema o marfil.

 

Suelos de cerámica

De igual modo, nada tiene que ver la vivienda de un soltero con la de una familia numerosa. Así, en el caso de que haya niños en casa es recomendable optar por un pavimento cerámico, ya que se trata de un material más resistente a los golpes del día a día. Y más fácil de mantener y limpiar. Pero hay que tener en cuenta que suele ser más frío, por lo que se recomienda para zonas más cálidas y resulta ideal para combinar con el suelo radiante.

Asimismo, poner el mismo pavimento en toda la casa permite lograr un entorno unificado y armonioso, más allá de ampliar visualmente las dimensiones de las estancias. Eso sí, en este caso habrá que elegir un suelo resistente frente a las humedades, por ejemplo, de la cocina o el baño. Y que sean antideslizantes para estas zonas húmedas de la casa.

 

 

Textura y calidez del pavimento

El suelo lo pisamos a diario, en él gatean nuestros hijos y maúllan nuestros gatos, por lo que la textura y calidez del pavimento deben convencernos al máximo. A día de hoy ya existen numerosas baldosas antideslizantes con muy poca rugosidad al tacto y muy fáciles de limpiar. Gracias a su baja porosidad, la cerámica no absorbe ni la suciedad ni la humedad. Tiene propiedades antibacterianas y antialérgicas, lo que lo sitúan como el material más adecuado para aquellos espacios donde hay que tener especial cuidado con la higiene. Además de evitar el desarrollo de colonias de gérmenes y hongos, por lo que es muy recomendable para espacios con niños pequeños.

Finalmente, tras la elección del suelo -en la que siempre es importante el asesoramiento de un profesional-, llega la hora de instalarlo. Y a pesar de que actualmente muchos materiales son de fácil colocación, es fundamental dejarlo en manos de un experto, ya que pequeños detalles como cejas entre las piezas o una mala ejecución de las juntas pueden estropean la imagen general del pavimento sobre el que vivimos y que pisamos a diario. Y no solo eso, sino que sin una buena instalación hará que nos dure mucho menos o que tengamos problemas mayores como grietas, humedades…

 

 

Fuente: Fotocasa Blog

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