La ampliación de hipoteca suele ser la opción más barata para reformar una vivienda, pero no en todos los escenarios, ya que conlleva otros gastos que debes tener en cuenta.

¿Pido una ampliación de hipoteca o solicito un préstamo? ¿Qué me conviene más? Es la eterna pregunta de todos aquellos que se han planteado realizar una reforma en su vivienda y todavía están pagando una hipoteca. Los intereses de los préstamos hipotecarios suelen ser más baratos que el de los créditos al consumo (1,92 % TAE comparado al 8,20 % TAE respectivamente, según datos del Banco de España). No obstante, pedir más capital en la hipoteca implica cargar con los costes de novación, notaría, gestoría… en el momento de solicitarlo a través de una provisión de fondos. Por eso, la elección no siempre está clara. Con el siguiente artículo, intentamos arrojar luz sobre este dilema.

 

Ampliación de hipoteca para reformar la vivienda

Una hipoteca siempre será más barata que un préstamo personal. Pero modificarla para ampliar el capital requerirá realizar un aprovisionamiento de fondos para poder pagar otros gastos: la comisión por novación, la mitad de la notaría, el registro, la gestoría y la tasación si el banco la pidiera.

Para ver de manera más fácil cuánto nos costaría una obra en nuestra casa, si decidimos ampliar la hipoteca o solicitar un préstamo reforma, pongamos un ejemplo: imaginemos que para renovar nuestra vivienda queremos pedir un préstamo de 30.000 euros para devolver en cinco años y que tenemos una hipoteca fija al 1,92 % de la que nos queda por abonar 150.000 euros.

Con estas características pagaríamos 750 euros de novación, 275 euros de notaría, 275 euros por el registro, 250 euros por la gestoría y 300 euros por la tasación. Además, los intereses generados por los 30.000 euros para reintegrar en cinco años serían de 1.487 euros. Esto sumaría un total de 3.337 euros, de los cuales 1.850 euros se abonarían al solicitar la ampliación. Por otro lado, si pidiésemos un préstamo reforma de 30.000 euros al 8,2 %, sin comisiones y para devolver en cinco años, se generarían 6.670 euros en intereses. De esta manera, la diferencia entre el préstamo y la ampliación sería de 3.333 euros.

 

 

 

¿Cuándo un préstamo es la mejor opción?

Como hemos visto, la diferencia de costes es bastante notable. No obstante, existen tres escenarios en los que es mejor recurrir a un préstamo personal en vez de a una hipoteca para realizar una reforma.

1. Si llevamos poco tiempo pagando la hipoteca. La cantidad que nos queda por abonar es más elevada, por lo que los gastos de extender el capital, al ser proporcionales, serán más altos. Esto podría hacer que ampliar hipoteca no valiese la pena frente a un crédito.

2. Si deseamos pedir una cantidad pequeña de financiación con un plazo no demasiado largo de reembolso. Esto hará que los intereses generados sean menores y que la diferencia con la ampliación sea nula o negativa. Por ejemplo, si solicitásemos un préstamo de 10.000 euros para devolver en tres años al 8,2 %, se generarían 1.314 euros en intereses, 2.000 euros menos que ampliando la hipoteca del ejemplo anterior.

3. No queremos pagar los gastos por adelantado. Realizar una extensión de un préstamo hipotecario implica hacer una provisión de fondos al comienzo de la financiación, por lo que, si queremos evitar el abono de estos costes, lo mejor es recurrir a un préstamo para pagar poco a poco toda la reforma.

En cualquier caso, la mejor manera de decidirnos es haciendo una simulación con los costes de ambas alternativas según la cantidad que necesitemos para la reforma y así poder tomar la decisión acertada.

 

Fuente: Agustina Battioli