De pirata, Los Picapiedra, pulpo, maga, pintor… El plástico está entre los materiales preferidos para los disfraces caseros de carnaval que se diseñan en los centros escolares para los niños más pequeños. Aunque sean biodegradables y reciclables, las bolsas de basura o las específicas para confeccionarlos no resultan lo más idóneo para el planeta. Antes que reciclar, en las erres del ecologismo están, por este orden, reducir y reutilizar. Así que, si quieres generar menos residuos plásticos en los próximos carnavales al tener que hacer el disfraz de tus hijos, toma nota de las siguientes ideas. También te daremos algunas otras para reutilizar ropa inservible que tengas por casa y darles una segunda vida.

Puedes comprar un disfraz barato, que te dure con tu peque un asalto, o alquilarlo. La primera opción (entre los envoltorios y los tejidos plásticos y microplásticos que contienen muchos de ellos) no es muy ecológica, como recuerda este estudio hecho en el Reino Unido con motivo del pasado Halloween. Alquilar el disfraz resulta más respetuoso con el medio ambiente. Pero las alternativas que te proponemos a continuación lo son mucho más.

Disfraces caseros con cajas, y sin plásticos

Lo óptimo para conseguir un disfraz sin plásticos es reutilizar materiales que no los incluyan. Para ello, deberás ser muy creativo y darle un nuevo uso a papeles, cartones y telas para decorar. Nosotros te proponemos como base usar las cajas de pequeños y grandes electrodomésticos, de calzado, para libros… que inundan los contenedores de papel y cartón, debido al auge de las compras por Internet.

  • Robot.  Tu hijo no será ni BB-8 ni C-3PO ni R2, todos ellos personajes de la saga de películas Star Wars, pero seguro que triunfa estos carnavales con su disfraz de robot. Un par de cajas (cuerpo y cabeza), esprái de color metálico (o papel de aluminio) y pegamento para manualidades es lo básico. A partir de ahí intenta usar cartulinas y dibujos para decorar el cuerpo. Si no, puedes hacerlo con un poco de plástico: el de los tapones de los envases, como en este ejemplo visto en Pinterest.
  • Cubo de Rubik. Con una caja grande en forma de cubo (o tres más planas), una regla, pegamento, pintura acrílica negra y cartulinas (roja, azul, verde, amarilla y negra), ya puedes formar uno de los disfraces más coloridos y fáciles. Y no te olvides de las tijeras para poder hacer los agujeros por los que sacar la cabeza y los brazos (por la parte inferior se lo pondrás a tu hijo). Después de pintar de negro la caja, corta en nueve cuadrados las cartulinas de cada color, y pégalos como quieras en cada cara del cubo.
  • Steve, de Minecraft. De ropa bastará con que te hagas con una camiseta de color azul cielo y un pantalón vaquero claro para que tu hijo se encarne del personaje principal de su videojuego favorito. Y de cajas, busca una que le entre en la cabeza, además de un cartón para la espada que siempre porta Steve. Imprime una de estas plantillas, córtalas y pégalas en cada lado de la caja. Y, por supuesto, corta con un cúter los agujeros por los que sus ojos podrán ver. Y para la espada, lo mismo: pega la plantilla en el cartón y con ayuda del cúter, corta la forma
  • Bob Esponja. Junto a los personajes de los videojuegos, los de la televisión son los preferidos de los niños, y entre ellos destaca esta esponja amarilla que vive en una piña en el fondo del mar. En este artículo verás cómo hacerlo, además de otras 11 ideas caseras y baratas de disfraces para niños.
  • Dinosaurio. Puedes seguir las instrucciones de los expertos, como explica en el blog Dinosaurioss. Pero más fácil lo tienes con esta sencilla cabeza de dinosaurio para la que necesitarás una caja de zapatos, pintura o papeles verdes con los que decorarla y cartulinas blancas y negras para los dientes y ojos. También podría pasar por un cocodrilo. En un nivel intermedio está otra opción que explican en el portal Hellowonderful. Valdrán tres cajas (dos pequeñas para la cabeza) y una grande para el cuerpo, más cartones para los dientes, ojos y crestas, pintura en esprái verde, blanca y naranja, tijeras cúter y pegamento fuerte para manualidades.
  • Máscaras. Si no te atreves con un disfraz, prueba a hacer una máscara con cartones. En este artículo te contamos cómo fabricar caretas de carnaval hasta con cartones de huevos.

Disfraces caseros reutilizando ropa, y sin plásticos

También puedes coger disfraces de años anteriores y convertirlos en eco-friendly quitándoles los elementos de plástico y sustituyéndolos por telas y papeles reciclables. Pero también puedes hacer lo siguiente:

  • Carta de póker. Se puede construir con cartón, pero con telas también. Una camiseta blanca y un pantalón blanco. Solo necesitarás eso; y adhesivos de vinilo o, mejor, pintura negra, y/o roja si más de un niño se disfrazará de ello, para dibujar los diamantes o los corazones, las figuras más fáciles de hacer de esta baraja. No es preciso, pero usar estas plantillas de Pinterest te pueden servir.
  • Esqueleto. Al revés que la idea anterior. Una camiseta negra vieja y un legging serán la base. También necesitarás tela blanca, pegamento y tijeras. Sigue la idea del blog Sitting at the airport. Además, seguro que este disfraz lo puedes reutilizar, como todos estos trajes de Halloween.
  • Pijama de animales. Para dormir… y para salir de carnaval sin pasar frío. Los disfraces de animales están de moda y te pueden sacar de un apuro. Además, son bastante amplios; te durarán bastante.

Carnaval sin purpurina

No hay fiesta de carnaval sin purpurina, ¿o sí? Las partículas de la también llamada brillantina contienen materiales muy tóxicos como cobre, zinc y estearina que, al ser inhalados, pueden provocar hipoxemia severa y asfixia. También contienen plástico: son microplásticos, lo que supone una amenaza para el medio ambiente. ¿Qué hacer entonces? Si las usas, intenta que siempre vaya a la basura, nunca por el desagüe. Y si no quieres ni exponerte, fíjate en la etiqueta y opta por marcas respetuosas con el entorno. También puedes hacerla de forma casera. ¿Cómo? Lo más sencillo es usar sal y colorante alimentario y mezclarlos en un tarro.

 

Artículo publicado por: María Huidobro

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