La ocupación ilegal de viviendas en España constituye una amenaza para cualquier propietario de un inmueble. Según datos del Ministerio del Interior, en los últimos años el aumento de este tipo de delitos ha sido exponencial: hoy en día se registran unos 33 casos al día en todo el país, mientras que hace cinco años se denunciaban 21. Dado este escenario, si tenemos una casa deshabitada, debemos tomar precauciones, en especial si estamos pensando vender un piso, ya que para recuperarlo podríamos tener que llevar el caso a la justicia. En este artículo damos tres consejos para proteger nuestra vivienda de los okupas (y ladrones).
1. Visitar el piso con frecuencia y ser discretos
Una de las formas de espantar a los okupas es generar la impresión de que el piso está habitado. Por eso, si nuestra rutina y la distancia lo permite, es recomendable visitar la vivienda con cierta regularidad para poder llevar a cabo acciones que sirvan de despiste como, por ejemplo, recoger las cartas del buzón, encender las luces y subir las persianas.
Si no podemos ir a la casa porque nos encontramos en otra ciudad, podemos dejarle las llaves a un familiar, amigo o vecino para que se dé una vuelta por el piso de vez en cuando. Según la Policía Nacional, es conveniente apoyarnos en una persona de nuestra confianza con el fin de que haga labores de distracción y no parezca que la vivienda está deshabitada.
Por otro lado, los expertos en seguridad aconsejan que, si nos encontramos en una situación de posible vulnerabilidad, evitemos dar tantos detalles sobre nuestras circunstancias y los pasos que damos día a día. Aunque nos encante compartir historias en Instagram o Facebook con nuestra ubicación, es importante tener cuidado con hacer público que no vivimos en el piso que queremos vender o estamos lejos de él.
Debemos tener en cuenta que la mayoría de las ocupaciones ilegales son planificadas: los okupas estudian con cuidado a sus víctimas para saber cuál es el mejor momento de atacar. Por tanto, los movimientos y la información que publicamos en nuestras redes sociales les pueden servir de guía para dar el golpe. Más aún, cuando nuestras cuentas son públicas.
2. Instalar una cerradura robusta y asegurar puertas y ventanas
Si nuestro piso tiene una puerta antigua, es recomendable cambiar la cerradura e instalar una sólida, a prueba de ataques violentos y artimañas. Algunas empresas de cerrajería ofrecen diversas opciones acorazadas “antiokupas”, cuyos precios oscilan entre los 100 y 700 euros, dependiendo del nivel de robustez requerido y la complejidad del sistema.
Además, si la casa está ubicada en una planta baja, debemos reforzar las ventanas y puertas que dan a la terraza o el patio. Para ello, podemos instalar cerrojos o cierres de seguridad internos que dificulten la apertura. Así los malhechores tendrán que dedicar más tiempo y esfuerzo para lograr entrar por las ventanas o, en su defecto, romperlas con el riesgo de ser descubiertos por los vecinos.
3. Contratar un sistema de alarma y de cámaras de seguridad
Esta es la manera más segura de proteger nuestra vivienda y ahorrarnos disgustos. Si contratamos los servicios de una empresa de seguridad, tendremos a todo un equipo monitorizando nuestra casa las 24 horas del día. Además, ponen a nuestra disposición toda la tecnología puntera necesaria para detectar los intentos de intrusión, disparar la alarma ante la menor señal de peligro y avisar sin demora a la policía.
Por otro lado, gracias a las cámaras de seguridad que instalan en el piso, pueden visualizar lo que sucede en el interior de la vivienda y guardar registro de ello, lo que nos puede servir como prueba fehaciente para denunciar una posible ocupación. Otra ventaja es que nos permiten hacer seguimiento y ver imágenes del interior de nuestra casa desde el móvil en el momento que queramos.
El precio de un sistema de alarma y seguridad dependerá de la empresa elegida. Pero, por lo general, el coste de la instalación del mecanismo puede rondar los 250 euros. Sumado a esto, en la mayoría de los casos, debemos pagar una cuota mensual por el servicio que oscila entre los 30 euros y los 60 euros, según el tipo contratado.
En definitiva, si el piso que queremos vender está deshabitado, resulta vital tomar todas las precauciones que estén en nuestras manos para protegerlo de posibles ocupaciones. Estos simples consejos nos pueden ayudar en la tarea y, aunque algunas medidas representan un gasto, este será mucho menor del que tendremos que afrontar si somos víctimas de los okupas.
Artículo publicado por Ottymar Tademo