¿Sabías que purgar bien los radiadores ayuda a combatir el frío con un menor gasto de calefacción? La cuestión no es baladí. Según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), la calefacción supone el 46 % del consumo energético de los hogares españoles, lo que se traduce en un gasto notable a final de mes. La temperatura idónea para una vivienda es de 20 a 21 ºC y cada grado que se suba implica entre un 5 % y un 7 % más de consumo. Por eso, que el sistema de calefacción funcione de modo correcto es esencial calentar la casa, y ahorrar. En este artículo explicamos cuándo es necesario purgar los radiadores y cómo hacerlo.

¿Por qué hay que purgar los radiadores?

Un radiador que haga ruido o esté más frío en su parte superior necesitará una purga, ya que el aire de su interior hace que la calefacción no sea homogénea

Los radiadores son un sistema de calefacción que trabaja mediante un circuito que lleva agua en su interior. Su funcionamiento es sencillo: cuando el agua se calienta, transmite el calor al radiador y con este se caldean las habitaciones de la vivienda. El problema es que, a veces, además de agua, entra aire en el circuito del radiador. La consecuencia no es solo un ruido molesto. Además, el radiador se calentará de forma desigual, lo que reduce su eficacia, por lo que habrá que gastar más dinero para obtener la temperatura deseada.

Cuando un radiador está lleno de aire y necesita una purga, es habitual que la parte superior del aparato esté más fría que la inferior. Este es el síntoma inequívoco para saber que hay que purgar los radiadores.

Para sacar el máximo rendimiento a los radiadores de agua, y que estos funcionen bien, los expertos recomiendan hacerles un mantenimiento al menos una vez al año. La purga del radiador implica sacar el aire que se acumula en su interior, un gesto sencillo que mejora su eficacia y rebaja la factura de la calefacción en casa. Eso sí, hay algunos radiadores que tienen un purgador automático, por lo que no hay que hacer nada, ya que el aire se expulsa de forma automática cuando es necesario.

 

1. No esperar a que la casa parezca un congelador

El mejor momento para purgar los radiadores es antes de que el frío se apodere de la vivienda. "Hay que purgar los radiadores al inicio de la temporada de frío, antes de poner en marcha la calefacción por primera vez", aconseja el ingeniero Javier Ponce, experto en calefacción. Tampoco conviene adelantarse a la llegada del invierno, ya que se arriesga a que el aire vuelva acumularse en el interior del radiador.

2. Utensilios para purgar: un cubo y una moneda

Un cubo o barreño es el mejor aliado para sacar el aire del radiador sin montar un desastre acuático en el salón. Hay que colocarlo bajo la válvula de purga (está junto al termostato). Otros modelos tienen un tornillo, normalmente en el lateral del radiador.

A falta de herramientas más sofisticadas para la purga, como una llave de trabajo o destornillador plano, con solo usar una moneda que encaje en la ranura es suficiente para hacer girar el tornillo o la válvula. Se debe mover un cuarto de vuelta y dejar salir el aire.

Para purgar bien el radiador, hay que esperar hasta que salga agua de forma constante, como un pequeño chorro y sin gorgoteos. Pero si durante el proceso de purgado sale aire y poca agua, hay que poner en marcha el sistema de calefacción antes de seguir purgando, a fin de que los aparatos cojan de nuevo agua.

El truco para saber que ya ha terminado, y que todo el aire ha salido del radiador, es la salida de agua, que aparece con un color turbio. Una vez brote el líquido, hay que cerrar la válvula hasta su posición inicial y ¡listo!

3. Con la calefacción apagada

El purgado se debe hacer con la calefacción apagada. Y es que el radiador debe estar frío. De este modo, el circuito de calefacción está parado. Sin movimiento en el circuito, el aire sube a la parte superior del radiador, ya que pesa menos que el agua. Así el purgado resulta más sencillo.

4. El primer radiador que hay que purgar

Los primeros radiadores que hay que purgar son los más cercanos a la caldera. El motivo: ellos son clave para el correcto funcionamiento del resto del sistema de calefacción en casa, pues si estos aparatos no funcionan de forma correcta, será aún más complicado que el calor llegue y se mantenga en el resto del sistema.

En casas de varias plantas, es frecuente que el aire se acumule más en los radiadores del piso más alto. "Y es precisamente ahí donde hay que empezar a purgar", apunta el ingeniero. Una vez se haya acabado, es posible que haya que comprobar que los radiadores más bajos no tienen aire. Pero, en uno y otro caso, el purgado hay que realizarlo en todos los radiadores de la casa.

5. Comprobar la presión

Una vez que el purgado de los radiadores ha terminado, se debe comprobar la presión del sistema. Para ello hay que fijarse en el manómetro que, por lo general, está en la parte inferior de la caldera. La presión tiene que estar en torno a 1 o 1,5 bares (unidad de presión). Si no es así, se debe continuar purgando hasta equilibrar la presión.

 

Artículo publicado en: Eroski Consumer

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