Humedad, goteras, puertas que no cierran... ¡Esta casa es una ruina! ¿Cuáles son los problemas más habituales de una vivienda? ¿Qué los causa y cómo se pueden solucionar? A las humedades y goteras, que son muy frecuentes, se unen otros inconvenientes de importancia, como los de aislamiento acústico y térmico o las grietas. La mayoría requiere para su solución ponerse en manos de profesionales competentes, aunque también hay algunas acciones que sus habitantes pueden hacer para frenar el avance del problema.

Problema 1. Humedad en la vivienda

Pocas cosas hay más desagradables en una vivienda que tener humedad. Las manchas en las paredes resultan muy antiestéticas, provocan sensación de frío y, además, llevan asociadas muchos problemas como desprendimientos de pinturas, alicatados, suelos abombados, etc. Duran mucho tiempo y no siempre son fáciles de solucionar. La humedad en la casa es, además, foco de potenciales enfermedades: estar expuestos a elevados niveles de humedad aumenta la posibilidad de padecer asma, sinusitis o bronquitis y causa muchas veces dolor de cabeza, escalofríos y fatiga.

Las humedades pueden deberse a la ascensión de agua contenida en el terreno por la red capilar, a averías en las instalaciones o un deficiente sellado en los elementos del baño o de la unión con la estructura (en caso de aparecer junto a las ventanas). También pueden ser por la condensación (en duchas, baños, cocina...).

¿Cómo vivir sin ellas? Para evitarlas, se deben reparar siempre las fugas de tuberías con rapidez y mejorar la ventilación de la casa (usar ventiladores de escape al cocinar pero también al limpiar, al poner el lavavajillas, etc.), además de tener deshumidificadores. Si el problema se debe a subidas capilares, se deben recubrir las paredes interiores con una capa de revestimiento que haga de aislante entre la pared y la pintura, además de un antihongos. En los casos más difíciles, lo más conveniente es recurrir a profesionales.

Problema 2. ¿Grietas o fisuras?

Las grietas son uno de los problemas que más alarma causa, ya que no es fácil distinguir entre una superficial (fisura) y una grieta profunda, que es síntoma de un problema estructural.

Las fisuras no son peligrosas y pueden producirse por golpes y portazos, por una mala calidad del yeso...

Las grietas -que sí suponen un peligro- tienen una profundidad mayor. En general, la abertura es de al menos un centímetro y se encuentran en elementos como vigas, muros de carga o pilares. Ante la duda, hay que acudir a un arquitecto para que valore el problema. Si son grietas, siempre es necesario repararlas y habrá que reforzar, cambiar o reparar el elemento estructural que esté dañado.

Problema 3. Ruidos en casa

Los gritos de los que viven al lado, la tele del otro vecino, ruidos de tuberías o crujidos... El mal aislamiento acústico puede convertir un hogar en un infierno.

Que la casa esté aislada o no depende de los elementos con los que se construye una vivienda (hormigón, pladur, cemento...), del uso de materiales aislantes y de la disposición en capas de estos. Además, es importante tener en cuenta los agujeros de un inmueble (de enchufes o de lámparas de techo), pues por donde pasa el aire pasa el sonido. Pero los ruidos que se transmiten por el aire son fáciles de atenuar, y no precisan de una gran reforma.

Otra cosa es que los ruidos se transmitan por la estructura. En este caso depende de cómo y con qué materiales se construyó la casa. A veces hay que hacer reformas importantes para terminar con los ruidos, que deberán hacer profesionales competentes.

Problema 4. Goteras en la vivienda

Si el desagüe está bloqueado o hay una junta en mal estado, se puede tener una fuga que provoque las incómodas goteras. Es un problema derivado casi siempre de una impermeabilización defectuosa y se debe arreglar lo antes posible para evitar daños mayores como desprendimiento de pintura, fugas e, incluso, peligrosos cortocircuitos que pueden originar incendios.

Reparar las goteras cuanto antes es fundamental para vivir seguros y cómodos. ¿Cómo? Tras localizar la fuga, es necesario impermeabilizar de nuevo, lo que terminará con el problema. Para ello se pueden utilizar membranas asfálticas con o sin aluminio, membranas en crema, pintura impermeabilizante o líquidos selladores.

Problema 5. Aislamiento térmico deficiente

Techo, suelos, ventanas o juntas son los puntos por los que se puede perder calor en una casa. Y, como en el caso de las humedades, además de resultar incómodo, el aislamiento deficiente puede derivar en la aparición de mohos, causantes de alergias y enfermedades respiratorias. Si se nota que la vivienda pierde calor, hay que identificar por dónde y actuar en consecuencia.

Si es en el techo (por donde más calor se va), habría que aplicar una pintura especial. En el caso de las ventanas y persianas, lo mejor es tener doble acristalamiento y asegurarse de que los cajetines de las persianas no tengan rendijas. Cuando se pierde por el suelo, se pueden colocar alfombras que actúen como aislante. En las zonas donde se unen suelo y pared, las juntas deben estar selladas. Si no es así, hay que poner masilla para cerrarlas. Para casos más complicados, los profesionales revestirán la fachada exterior o rellenarán las cámaras de aire con lanas minerales o celulosa.

Problema 6. Desagües en mal estado

Los atascos en la pila del fregadero, el inodoro o la ducha son muy incómodos y frecuentes. En el váter se puede comprobar un atasco tirando de la cadena: si el agua baja hasta el nivel original, el desagüe funciona; si no, puede haber una obstrucción. En la ducha o el fregadero se sabe que el desagüe está mal, si el agua se estanca o si retorna.

Para solucionar estos inconvenientes a veces basta con una buena limpieza, un desatascador de los que venden en los comercios o una pequeña reparación. Sin embargo, si el problema persiste, conviene recurrir a la experiencia de un buen profesional.

Problema 7. Puertas que no cierran ni abren bien

A veces, las puertas no cierran, cuesta abrirlas o rozan en el suelo, etc. Aunque se pase por alto, esto indica que la puerta no funciona bien. Puede deberse a que algún tornillo de las bisagras se haya aflojado, por lo que se debe comprobar su estado, y si están mal, apretarlos.

En otras ocasiones estos problemas están provocados por los cambios de temperatura, que dilatan y contraen la madera, o por la humedad que la hincha, así que la puerta termina por no adaptarse a su marco. Si es así, lo más adecuado es requerir los servicios de un carpintero.

Artículo publicado en Eroski Consumer.

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