El nivel de confort de tu casa depende en gran medida del buen aislamiento térmico con el que cuente. Si ves que suele calentarse demasiado en verano y enfriarse rápidamente en invierno tienes que considerar la posibilidad de mejorar las calidades de tu vivienda, lo que te permitirá aumentar la comodidad, dejar de derrochar energía y, sobre todo, ahorrar en la factura de la luz.

Según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía (IDAE), más de la mitad de los edificios del país están construidos sin la protección térmica adecuada. “Una circunstancia que repercute negativamente tanto en el nivel de confort de las viviendas como en el bolsillo de sus propietarios. Al tratar de mantener la vivienda a la temperatura deseada se produce un gran derroche energético”, advierten los expertos de Remica Servicios Energéticos.

Mejorar las condiciones de la vivienda supone una inversión para los propietarios pero también deben aprovechar las ventajas de mejorar la habitabilidad del hogar. Las obras de reforma y rehabilitación pueden realizarse sobre la vivienda o ir más allá y hacerlo sobre la fachada de todo el edificio para aplicar medidas de eficiencia energética.

“Una reforma de la comunidad de propietarios para mejorar la impermeabilización de la azotea, o reparar las grietas o desconchones de la fachada debería incorporar soluciones de aislamiento térmico. Existen varias opciones de aislamiento, como la inyección en muros que tengan cámara de aire o mediante la implantación de un sistema de aislamiento térmico exterior (SATE) acabado en monocapa o similar”, afirman desde Remica.

El programa PAREER-CRECE ofrece ayudas que permiten acometer obras de mejoras del aislamiento térmico de los edificios que van desde una contraprestación entre un 30% y un 70% o un préstamo reembolsable al 0% de interés.

Apostar por mejorar el aislamiento térmico compensa con el ahorro que se conseguirá en la factura de la luz. Según los expertos, una rehabilitación térmica media se puede amortizar en un plazo de cinco a siete años. Además, considerando la larga vida media del aislamiento, en este periodo se podría ahorrar en la factura energética hasta nueve veces más de lo que costó la rehabilitación.

“Las viviendas bien aisladas suelen ser entornos más confortables, con una mejor calificación energética, donde también se reducen los ruidos exteriores, las humedades o la propia estética del edificio”, afinan desde Remica.

Artículo publicado en: Idealista.com

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