¿Conocéis el 'Do It Yourself'? Por sus siglas DIY es la forma de decir en inglés ‘hágalo usted’, una tentación que muchas veces aparece al hacer distintos arreglos en el hogar: fontanería, mecánica, carpintería o -lo que venimos a abordar aquí- bricolaje. Pero, como reza el popular dicho, en el bricolaje más que nunca… lo barato sale caro.

Y es que factores como la aplicación del IVA reducido, el descuento al profesional en la compra de materiales, el tiempo, el conocimiento de cantidades y soluciones, la financiación, ayudas, disponer de las herramientas y maquinaria para la obra, hacen que sea más barato y competitivo un buen trabajo profesional frente al DIY. Una afirmación 100% certera.

¿Realmente es más económico el DIY? Para pequeños arreglos simples, sin duda. Pero para arreglos medios o, más todavía, reformas de espacios, la cosa cambia mucho: una obra de esta envergadura ejecutada por uno mismo encarece el precio sobre lo estimado alrededor de un 15%. ¡Contratar a un profesional cuesta más o menos lo mismo!

Pongamos un ejemplo: cambiar bañera por plato de ducha y, de paso, renovar los azulejos y un mueble del baño. Decido hacerlo yo solo sin llamar a un experto en bricolaje y valoro el coste de los materiales para la obra en 1.000 euros. Una cantidad que no estima el tiempo (siempre hay objetos olvidados o no tenidos en cuenta, la media es acudir a comprar entre 2 y 3 veces por obra). Si a eso le sumamos algún fallo que deba repararse, el alquiler de maquinaria, el desconocimiento de ciertos materiales por falta de experiencia… Al final, 1.400-1.500 euros. Como mínimo.

Ahora vamos a llamar a un profesional quien, directamente, adquirirá los materiales con un descuento del 20% sobre el Precio de Venta al Público que abona el profesional. Un coste que incluye la factura de IVA, un impuesto que repercutirá al cliente solo en un 10% al aplicársele IVA reducido. Teniendo en cuenta que el profesional conoce los materiales, trabaja sin sobresaltos, sabe cuáles son las mejores calidades a aplicar a la obra en cuestión… en total, 1.800 euros por una ejecución muy rápida -la obra del baño, dos días-, con garantía, sin sustos y además con la posibilidad de que el almacén le financie al cliente del profesional sin intereses. Hoy día, con las nuevas tecnologías, un profesional debe ser, además, transparente, ya que el cliente tiene en su mano comprobar vía online el precio de los materiales.

Para terminar, es preciso concienciar sobre los ocho principales inconvenientes que encontramos con el DIY.

  1. Hacer las cosas mal es muy fácil: una cosa es un pequeño arreglo manual y otra una obra que requiere saber hacer y experiencia.
  2. Una obra exige mucho tiempo libre que no siempre tiene el interesado.
  3. Siempre surgen imprevistos y olvidos, capaces de desesperarnos y contra los que es mucho más resolutivo el profesional: una obra hecha por uno mismo tarda entre dos y tres veces más, ¡cada uno sabe con el tiempo disponible que cuenta, pero el tiempo es dinero!
  4. El cliente suele comprar estos productos en superficies no profesionales que carecen de técnicos de venta expertos y comprometidos con el cliente; el profesional no necesita preguntar, porque sabe lo que necesita.
  5. Para cuestiones estéticas y de producto, el profesional también cuenta con su experiencia y criterio para ponerla a disposición del cliente (¡no desdeñemos la sabiduría de la veteranía!).
  6. Todo sale más caro de lo esperado. Siempre. 
  7. Transportar los materiales es tarea compleja, además de los daños que pueda sufrir un vehículo no preparado para mover herramientas, maquinaria o materiales.
  8. Cuidado con la autoayuda: una cosa son los vídeos de Youtube y otra la realidad.

 

Artículo escrito por Sandra Barañano, directora técnica de Cuida Tu Casa

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