La sentencia del Tribunal Supremo de Mayo de 2013 sobre la nulidad de las cláusulas suelo de las hipotecas en caso de falta de transparencia ha motivado una avalancha de denuncias en los juzgados y ha dejado en evidencia algunos casos de las malas praxis por parte de las entidades. Una de las últimas conocidas ha sido la nulidad de una cláusula suelo que fue "colocada" en la notaría cuando los afectados se encontraban a punto de firmar la hipoteca.

Así lo ha establecido el juzgado nº 40 de Madrid en un fallo que declara nula dicha cláusula suelo y obliga a la entidad a resarcir los 16.233,04 euros de daños y la condena a costas a los afectados. El matrimonio formado por un técnico de mantenimiento y una auxiliar de enfermería pidieron un préstamo hipotecario a caja de ahorros de Galicia -hoy nova Caixa Galicia (NCG)- para comprar una casa.

Tal y como indica la sentencia facilitada por el despacho Navas & Cursí, el banco les concedió préstamo por el 100% del valor del piso al 4,5% los primeros meses y a Euribor +0,5% el resto de la vida del préstamo con un suelo del 3,25% y un techo del 9,75%.

Sin embargo estos puntos no se mencionaron hasta que el matrimonio acudió a la notaría para cerrar el acuerdo. Ya en las oficinas del notario la comercial de NCG les pide que además firmen un contrato de cobertura de tipos que fue vendido como "seguro gratuito de cobertura para no preocuparse de las subidas de tipos de interés".

Además, la comercial reconoció ante el juez no haber informado ni sobre el coste de cancelación ni sobre el riesgo de caída de tipos de interés porque "no era el escenario". Por este motivo, el juzgado considera estas explicaciones como "parcas" y que "impidieron el conocimiento cierto" de las características del producto.

La sentencia establece que el consentimiento no fue libre y voluntario puesto que quedó probado en el juicio que el contrato de cobertura de tipos era una condición necesaria para el préstamo hipotecario. También que la información precontractual fue deficiente porque no se informó con anterioridad ni se aclararon los riesgos y costes del producto.

"Nada de esto se hizo. Más bien al contrario, se colocó el producto en el último minuto, sin advertir de los riesgos, con información deficitaria y engañosa, abusando de la confianza y de la escasa cultura financiera de mis clientes", señala juan Ignacio Navas, socio-director de Navas&Cursí.

Escrito por: @efonseca