Prueba a pintar tu dormitorio dormir esa noche en él: aunque ventiles, seguro que a la mañana siguiente te levantarás con dolor de cabeza. Pues bien, los fabricantes de pinturas naturales defienden que eso no pasa con las suyas porque, al ser naturales, su composición carece de sustancias volátiles como pueden tener todas las pinturas que visten las paredes de nuestro hogar.

Lo primero que debemos explicar es que hay de dos tipos de pinturas naturales: de origen mineral (vienen de la tierra), como pueden ser las pinturas a base de arcilla, a base de cal y pinturas de silicatos. Y de origen vegetal, con ingredientes a base de plantas.

El primer punto a favor de las pinturas naturales es que no contienen derivados del petróleo. Se fabrican con aceites vegetales, resinas naturales, cal, arcilla, silicatos y sus pigmentos, lo que da color, no contienen metales pesados ya que se elaboran con tierras, óxidos de metales. En el caso de las pinturas vegetales, estos colores se obtienen de tintes vegetales. Esto es muy interesante de cara a las alergias, por ejemplo, porque es conocido que cada vez crece más el número de alérgicos y personas con problemas respiratorios debido a los contaminantes químicos. Para personas con esta problemática, indudablemente, son mejores las pinturas naturales.

Otro punto a su favor es que a la hora de aplicarlas (en el caso de que seas un manita y quieras hacerlo tú directamente), quedan estéticamente mucho mejor y es más fácil de aplicar que con una pintura sintética: ésta se queda en la superficie de la pared pero las naturales impregnan el muro, se cuartean menos.

Además, son transpirables, permiten que las paredes transpiren, no se cargan electrostáticamente y tienen propiedades termoaislantes y acústicas.

También, se mantienen mejor que una pintura sintética: sus intervalos de mantenimiento son más largos, lo cual es un ahorro a tener en cuenta. Por lo pronto, sus precios son similares a los de las pinturas convencionales, con lo cual es otro argumento a su favor. Y, por supuesto, son respetuosas con el medio ambiente.

Pero también hay desventajas que deberás tener en cuenta: su gama de colores es más limitada que las de las pinturas sintéticas. O sea, tienes menos donde elegir.

Y otra desventaja es que no son lavables: al no llevar ningún plastificante en su composición, se pueden limpiar sí, pero con mucho cuidado.

¿Cómo aplicarlas si tienes claro que son las que quieres usar en tu casa? Pues lo idóneo sería quitar la que tienes, de esta forma obtendrías un mejor resultado y permitirías que la pared transpirase. Bastaría lijar las paredes, que debe hacerse con una correcta ventilación en las habitaciones.

Si quieres ahorrarte ese paso, puedes pintar directamente encima de la pintura que tengas: con esto reduces su toxicidad indudablemente, pero no la eliminas por completo y estás también limitando las propiedades de las pinturas naturales.

 

Autora: Lucía Martín (colaboradora de idealista news)

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