España es uno de los referentes mundiales en la fabricación de coches y quiere seguir liderando el sector automovilístico en los próximos años, a pesar de los inmensos cambios que se avecinan con la llegada de los vehículos autónomos. Y ya ha dado un primer gran paso.

Con el fin de convertirse en un ejemplo internacional en la nueva etapa que le espera a la industria del motor, España liderará el primer proyecto piloto en Europa con miles de vehículos autónomos que ha sido bautizado como ‘Autonomous Ready Spain’.

Este ha sido el acuerdo que ha cerrado en Israel la Dirección General de Tráfico (DGT) con la empresa Mobileye, que pertenece al grupo tecnológico Intel y es líder en los sistemas avanzados de asistencia a la conducción (ADAS) y conducción autónoma a escala mundial.

El proyecto piloto arrancará en septiembre en la ciudad de Barcelona, donde empezarán a circular unos 5.000 coches autónomos dotados de una tecnología que ha desarrollado Mobileye, y se irá expandiendo por otras ciudades españolas en los meses siguientes.

Esta prueba piloto, que sitúa a España a la cabeza de la seguridad vial y le convierte en líder en la introducción segura del coche autónomo, comenzará en la capital catalana porque es “la ciudad más avanzada y comprometida con la mejora de la seguridad a través de la tecnología”, según defienden sus impulsores.

¿Y cuál es su objetivo? La respuesta es que pretende reducir la siniestralidad en las carreteras españolas, promover la seguridad vial y establecer las bases para la implantación del coche autónomo en el mercado doméstico.

Según el acuerdo que han cerrado la DGT y la filial de Intel, la flota de coches “recopilará en tiempo real datos sobre las calles e infraestructuras de la Ciudad Condal, para crear mapas de alta definición basados en crowdsourcing. Esto permitirá recoger información de las infraestructuras de la ciudad y preparar un mapa específico para la futura conducción autónoma de la forma más segura. Así, el proyecto quiere allanar el camino hacia el coche autónomo, tanto en cuanto a regulación como a estandarización de la seguridad”.

Desde Tráfico sostienen que la futura conducción urbana autónoma podría reducir con fuerza el número de accidentes y atropellos. En concreto, calcula que se podrían “haber mitigado 4.000 atropellos el último año, se podrían haber reducido un 54% los accidentes por colisión frontal y evitado 19.000 siniestros relacionados con salidas involuntarias de carril”.

Los impulsores del proyecto explican que los coches que participarán en el proyecto formarán parte de la flota de diferentes entidades colaboradoras. A pesar de que todavía se desconocen los nombres concretos, en las pruebas piloto participarán el sector público y el privado. Por ejemplo, se prevé la colaboración de multinacionales españolas, de empresas de transporte, de las flotas municipales (autobuses de transporte urbano) y empresas de 'carsharing' y 'ridesharing'.

 

Artículo publicado en: Idealista.com

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