Las viviendas prefabricadas y modulares se están haciendo un hueco en el mercado. Sus rápidos tiempos de construcción, su menor precio frente a las casas tradicionales y su variedad de diseños se han convertido en su principal atractivo para los compradores.

Sin embargo, son muchas las dudas que pueden asaltar a un potencial propietario: ¿puedo pedir una hipoteca para financiar la adquisición de una vivienda de este tipo o hay otras alternativas? ¿Qué documentación necesito para que un banco me preste dinero? ¿Y en qué condiciones lo hará? Repasamos de la mano de idealista/hipotecas la respuesta a todas estas dudas:

La clave: cuánto dinero necesitas

El precio de la casa prefabricada o modular a la que le hayas echado el ojo es determinante para saber qué tipo de financiación debes buscar. Si el importe está por debajo de 50.000 euros, los bancos suelen ofrecer a los clientes la posibilidad de concederles un préstamo personal en vez de una hipoteca.

¿Y esto es bueno o es malo? La respuesta depende de cada caso. A pesar de que los préstamos personales se libran de buena parte de los gastos de formalización a los que están sujetos los hipotecarios (como el notario, el Registro de la Propiedad, la tasación...) y de que están sujetos a unas comisiones y unas vinculaciones mucho más bajas (en muchos casos, inexistentes), su punto débil es que suelen realizarse a un plazo reducido (normalmente menos de 10 años, frente a los 20-30 años de una hipoteca al uso) y que su tipo de interés es mucho más elevado.

Para hacerse una idea, basta repasar los tipos medios a los que se están firmando los nuevos préstamos. Según el Banco de España, desde el año 2015 el tipo medio de las hipotecas contratadas se ha situado por debajo del 2%, mientras que en el caso de los préstamos personales para este tipo de operaciones se mueve entre el 5% y el 8%, dependiendo de la entidad y de si el usuario es cliente o no de la misma.

¿Y en qué se traduce todo esto? Pongamos un ejemplo práctico: necesitamos 50.000 euros para comprar la casa prefabricada o modular que queremos. En el caso de pedir una hipoteca por dicho importe, los gastos de formalización rondarían los 2.200 euros (incluyendo notaría, registro, gestoría, impuestos y tasación). Con un préstamo personal nos ahorraríamos todo ese dinero, pero tendríamos que pagar mucho más cada mes.

De acuerdo con el simulador de idealista, con una hipoteca variable a 20 años y a un interés del 0,99%+euríbor la cuota sería de unos 225 euros mensuales, mientras que en el caso de un préstamo personal a 10 años y a un tipo de entre el 5% y el 8%, la mensualidad estaría entre los 530 y los 607 euros.

“Por tanto, y siempre que la cantidad de dinero que necesites sea baja, tienes ambas posibilidades. La recomendación es que hagas números para saber qué te conviene y que tengas una capacidad real de pago del préstamo”, recuerda Javier Lainez, director de operaciones de idealista/hipotecas.

La documentación necesaria y criterios a cumplir

Imaginemos que el importe que necesitamos es más elevado o que no nos terminan de convencer las condiciones del préstamo personal: en este caso, tendríamos la opción de pedir una hipoteca.

Lainez asegura que las entidades no tienen problemas para conceder una para la compra de una casa prefabricada. En su opinión, “la diferencia es el tipo de cliente, más que el tipo de vivienda que quiera comprarse”.

Ahora bien, para financiar una operación de este tipo es necesario contar con una serie de documentos y cumplir unos criterios muy concretos:

  1. El solar en el que se ubicará la casa debe tener calificación urbana
  2. La vivienda debe estar anclada al terreno; es decir, debe tener unos cimientos
  3. El proyecto debe contar con el visto bueno del Colegio de Arquitectos
  4. Es necesario que el Ayuntamiento nos haya concedido la licencia municipal, para demostrar que es legal y cumple la normativa urbanística
  5. La vivienda debe estar registrada correctamente en el Registro de la Propiedad

Además de estos pasos administrativos, desde idealista/hipotecas recuerdan que hay otro factor a tener en cuenta: es muy importante elegir correctamente el material para su construcción. A pesar de que el hormigón, la madera o el acero suelen ser los más habituales en las viviendas prefabricadas, uno puede tener la tentación de utilizar otro material. Sin embargo, hay que tener especial cuidado y asegurarse de cumplir la normativa europea que regula la eficiencia energética.

“La directiva 2012/27/UE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 25 de octubre de 2012, deberá ser efectiva antes de 2020 y si la vivienda no cumple con ella, podría complicarse la concesión del préstamo hipotecario”, alerta Lainez.

Las características básicas de la hipoteca

Imaginemos que ya tenemos todos los papeles necesarios y que el material que hemos elegido para la casa cumple a rajatabla las directrices europeas. El siguiente paso es conseguir la hipoteca... ¿y qué condiciones podemos esperar?

La financiación de este tipo de adquisiciones no dista mucho de las hipotecas al uso: los bancos están dispuestos a financiar aproximadamente el 80% del importe del inmueble, lo que significa que el usuario debe aportar el otro 20% más gastos, además de tener el suelo en propiedad; y que los plazos pueden extenderse hasta los 30 años, en línea con el mercado.

La principal diferencia es que la entidad no entrega al cliente todo el dinero de una sola vez, sino que va realizando pagos de importes menores según va avanzando la obra y siempre bajo la certificación del arquitecto. Este punto es especialmente relevante, ya que las aportaciones pueden extenderse durante meses, dependiendo de cuánto dure la construcción de la vivienda.

 

Artículo publicado en: Idealista.com

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