Siete platos tradicionales de Semana Santa, incluidos dulces y postres, para elaborar en casa y disfrutar en familia.
Ciertos alimentos ganan protagonismo en Semana Santa. El huevo duro, el pan, el bacalao y, entre los condimentos, el pimentón son los ingredientes que más se repiten en las recetas tradicionales de España y de otros países donde se celebra esta fiesta religiosa. Todos los platos comparten una peculiaridad: la ausencia de carne. Y, por ello, tienen en común la contundencia de sus ingredientes y la riqueza nutricional. De algún modo, están diseñados para mantenerse bien alimentado y no pasar hambre. En general, son calóricos, proporcionan energía y sacian a los comensales. Este artículo recopila siete platos típicos, dulces y salados, de Semana Santa, que se pueden preparar en casa con facilidad y sin gastar mucho dinero.
Siete recetas tradicionales en Semana Santa
- 1. Sopa de ajo. Este plato, que también se conoce como sopa castellana, es un clásico de nuestra gastronomía. Fácil de preparar, sabroso y económico, permite incluso aprovechar al máximo los alimentos, como el pan duro. Sus ingredientes principales son: ajo, caldo o agua, aceite, pan, pimentón, pimiento choricero y huevo. Para su elaboración, primero se ponen los ajos fileteados con aceite y se doran. Fuera del fuego se añade el pimentón y, a continuación, el pan. Se rehoga el conjunto para que el pan absorba todo el aceite y, después, se vierte el caldo (o el agua) para que el pan se empape y comience a deshacerse. Por último, se agrega el huevo y se pone a punto de sal. Además de la receta tradicional, existen numerosas variantes, entre ellas: sopa de ajo con nueces, sopa de ajo con morcilla, sopa de ajo rápida con huevo duro y jamón o sopa de ajo castellana con thermomix.
- 2. Potaje de vigilia. Es un rico cocido, saludable y nutritivo. La base principal del potaje de vigilia son los garbanzos, que deben ponerse en remojo en agua templada con un puñado de sal desde 12 horas antes de elaborarlo. Pasado ese tiempo, se sacan del recipiente, se deslavan con agua templada y se empiezan a cocinar en una cazuela alta y amplia también con agua templada pero sin que hierva. Se espera a ver la espuma que aparece en la cocción de los garbanzos y se retira con la ayuda de una espumadera. Se sube el fuego y, una vez que los garbanzos comiencen a hervir sin nada de espuma, se agregan las verduras que condimentarán el potaje: la cebolla, los ajos, la zanahoria, el puerro, la calabaza y un chorrito de aceite de oliva. Una exquisita receta para degustar en familia es la del potaje de vigilia con bacalao.
- 3. Patatas viudas. Al igual que las lentejas viudas, reciben este nombre porque no llevan ningún elemento cárnico en su preparación. Es un plato muy popular en la gastronomía castellana que se consume en los meses fríos y también en Semana Santa, debido a la ausencia de carne y al uso de pimentón como condimento principal. Para elaborar las patatas viudas se necesitan, además, cebolla, ajo y pimiento que se sofríen en aceite de oliva con pimentón y con algunas hojas de laurel para aromatizar. A este sofrito se le agregan las patatas cortadas en pequeños trozos y, por último, se guisan junto con las verduras. La receta de las patatas viudas es económica y fácil de cocinar. El plato, además, es muy sano.
- 4. Empanadas de vigilia. Esta receta típica de Semana Santa se prepara con espinacas y bacalao. Se puede hacer la masa casera o comprarla hecha, si no se tiene tiempo de elaborarla en casa. El relleno es muy fácil de hacer. Lo primero es preparar un sofrito con cebolla, pimiento rojo y ajo. A continuación, se desmiga el bacalao (desalado) y se añade al sofrito, junto con las espinacas y unas uvas pasas (sin hueso) troceadas. Y se rehoga el conjunto. La única precaución que se debe tener es escurrir la mezcla antes de usarla, ya que la espinaca contiene mucha agua y podría humedecer (y ablandar) la masa. En otros países, las empanadas de vigilia también se elaboran con masa de hojaldre, huevo y atún.
- 5. Torrijas. Es el clásico postre de vigilia. En primer lugar, se prepara una infusión de leche con corteza de limón, azúcar y canela. Se deja templar la infusión, se corta el pan en rodajas regulares y se remojan las rebanadas por ambos lados, de tres en tres, hasta que estén empapadas por completo. Después, se rebozan en huevo batido y se fríen en aceite caliente por ambos lados. Una vez fritas, se dejan sobre papel de cocina en una bandeja, para descartar el exceso de aceite de fritura. Todavía calientes, como punto final, se colocan en un plato, donde se recubren con una mezcla de azúcar glas y canela. Algunas recetas para probar: torrijas clásicas, torrijas de miel y torrijas de pan y leche con almíbar oscuro.
- 6. Mona de Pascua. Este dulce es típico de Aragón, Valencia, Cataluña, Castilla-La Mancha y algunas zonas de Murcia, aunque su consumo se ha extendido a muchas zonas del país. Es similar al roscón de Pascua que se prepara en Galicia y Asturias. En Valencia se come una variedad de este dulce durante todo el año (se llama toña o panquemado) y la principal diferencia es que no lleva huevos decorados, como en Pascua. Desde el punto de vista nutricional, es una receta calórica, con abundante contenido graso, proteico y energético, de modo que debe tomarse con moderación, aunque la tentación sea grande. La mona se suele comer durante la merienda y es bastante tradicional degustarla al aire libre, en un típico día de campo o picnic. La receta de la mona de Pascua no es difícil ni cara, pero sí es laboriosa y requiere tiempo.
- 7. Huevos de Pascua (de chocolate). Mientras que en España el huevo aparece en la mona de Pascua, en otros países de Europa y América está muy arraigada la costumbre de intercambiar huevos de Pascua... de chocolate. Así, en Polonia, Alemania, República Checa, Eslovaquia, Italia, Francia, Estados Unidos, Argentina, Brasil, Uruguay, Perú, Chile y Paraguay, los escaparates de las pastelerías lucen coloridos huevos de chocolate, decorados muchas veces con pintura comestible o con azúcar. Hacer huevos de chocolate en casa es muy fácil y entretenido, sobre todo si se tienen niños. Para su elaboración, se necesita un molde adecuado y, muy importante, elegir bien el chocolate que se usará (debe ser de cobertura).
Artículo publicado en: Eroski Consumer