Crear espacios sostenibles y saludables en las ciudades es cada vez más importante cuando las consecuencias del cambio climático acechan. Esa es precisamente una de las misiones de Space10, un centro de investigación con sede en Copenhague impulsado por Ikea.

Creado en 2015, este laboratorio de innovación tiene como objetivo principal “permitir una vida mejor, más positiva y más sostenible para mucha gente”. Con la colaboración de una gran red de expertos, en él se gestan proyectos para contribuir a un futuro mejor en las urbes. Al fin y al cabo, 9.800 millones de personas vivirán en ciudades en 2050 según las estimaciones de la ONU.

En su corto tiempo de vida, el laboratorio ha visto nacer originales proyectos que podrían conquistar nuestras casas o las calles de las localidades en las que vivimos para dañar lo menos posible la salud de nuestro planeta.

Las algas, del mar a las ciudades

El ingeniero de Space10 Keenan Pinto contó con la colaboración de tres arquitectos (Aleksander Wadas, Rafal Wroblewski y Anna Stempniewicz) para crear una original estructura que alberga un biorreactor para el cultivo de algas y que se podría instalar en las calles. 

Las algas utilizan la luz solar para convertir el dióxido de carbono en oxígeno, por lo que son una opción excelente para combatir la contaminación en las urbes. Además, su nivel de crecimiento es tan vertiginoso que algunas especies pueden duplicar su volumen en tan solo unas horas.

"Creemos que las algas podrían ser la respuesta a algunos de los mayores problemas del mundo, desde la desnutrición al cambio climático", defienden desde Space10. Las microalgas son ricas en vitaminas, minerales y proteínas, por lo que los creadores de esta instalación piensan que se podrían utilizar para la alimentación de animales al mismo tiempo que para el desarrollo de biocombustibles, el tratamiento de aguas residuales industriales y la reducción de la contaminación.

La cúpula se instaló en la Feria de Arte CHART de Copenhague y, en apenas tres días, el invento, que alberga 320 metros de tuberías, fue capaz de producir más de 450 litros de microalgas. Los creadores de esta original estructura creen que podría instalarse en puntos clave de ciudades contaminadas de India y China como si fueran paradas de autobús de algas. ¿Conquistarán estos organismos verdes las urbes?

Un kit para que construyas tu huerto vertical

Space10 también busca llenar de huertos los entornos urbanos para crear ciudades más verdes donde los propios vecinos puedan tener sus cosechas. Con esa idea nace Growroom, “un pabellón de cultivo urbano que busca alternativas a cómo podrían las ciudades alimentarse a sí mismas”.

El diseño de este huerto esférico se exhibió en el CHART ART FAIR, y posteriormente en el Munchies Festival de Vice y en el Ikea Festival en Milán. Durante las presentaciones, se invitó a los visitantes a entrar en estas estructuras de contrachapado para oler los cultivos y “saborear un futuro en el que la comida se produce de manera sostenible”, según la visión de Space10.

Las plantas están dispuestas verticalmente en esta estructura para recibir una cantidad óptima de luz y agua a la vez que permiten pasar un rato agradable a quien decida albergarse en su interior y rodearse de aromas naturales.

Sus creadores han publicado todos los diseños y detalles para poder construir este huerto urbano ‘open source’. Solo necesitarás 17 láminas de madera, 500 tornillos, dos martillos, un destornillador, una taladradora y una visita a un taller que disponga de una fresadora para tener tu propio Growroom en tu jardín particular o en un espacio al aire libre que compartas con tus vecinos. 

Ideada por los arquitectos arquitectos Mads-Ulrik Husum y Sine Lindholm, Growroom recibió una respuesta tan positiva que decidieron crear además el Growmore, un kit de construcción modular especialmente fácil de montar. Además, sus piezas pueden encajarse de diferentes formas, como si de bloques Lego se tratase, para poder crear diferentes diseños. 

Una silla que detecta la inactividad o ventanas que miden la contaminación

Clunes es otro de los proyectos nacidos en el Space10. En este caso, no se trata de una gran instalación, sino de un mueble: es una silla que lucha contra la inactividad física.

En las oficinas, los trabajadores pasan mucho tiempo al día sentados frente al ordenador, lo que puede acabar perjudicando a la salud. Así que Liliana Lambriev y Melina Pyykkönen, del Instituto de Diseño de Interacción de Copenhague, tuvieron una idea fabulosa: construir una silla inteligente que detecta los movimientos para animar al que se aposienta en ella a hacer ejercicio. Si la silla cree que su usuario lleva demasiado tiempo sentado, levantará la tabla del asiento. 

Otro de los proyectos de Space10 que intenta mejorar el bienestar de las personas en su hogar es Vayü. Se trata de un dispositivo modular que analiza la calidad del aire interior y exterior y, en base al CO2 que detecte, se encarga de abrir o cerrar las ventanas.

Además, el laboratorio está poniendo a prueba una granja hidropónica para promover que los restaurantes sean capaces de generar sus propios ingredientes. Según Simon Caspersen, director de comunicación de Space10, "el 80% de los productos y materiales con los que hicimos nuestro prototipo eran de las tiendas Ikea, lo que significa que esta granja algún día se podrá recrear por poco dinero en los hogares". 

Así que en apenas dos años, Space10, el laboratorio de innovación de Ikea, ha impulsado proyectos que pueden hacer las ciudades y las viviendas más sostenibles y mejores para nuestro bienestar. 

 

Artículo publicado en: Idealista.com

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