El fideicomiso es un concepto desconocido para muchas personas a pesar de la gran utilidad de esta herramienta en materia de herencias y sucesiones. Gracias a esta figura es posible estipular que una persona se encargue de administrar o conservar ciertos bienes para que sean entregados a otros cuando se cumpla una causa determinada previamente. 

Un ejemplo de fideicomiso es la administración de los bienes que corresponde heredar a un menor de edad hasta que tenga edad suficiente para administrarlos por sí mismo, pero existen otros casos en que se aplica, si bien en nuestro país el fideicomiso siempre se relaciona con herencias. Para que lo puedas utilizar en tu favor, te explicamos con detalle en qué consiste, además de cómo y dónde se regula el fideicomiso en España

 

¿Qué es el fideicomiso y para qué sirve?

El concepto de fideicomiso y su significado genera muchas dudas, pero, en realidad, se trata de una herramienta muy sencilla, si bien su uso puede no ser muy frecuente. 

Existen tres personas en este tipo de relación jurídica, también llamada sustitución fideicomisaria

  • Fideicomitente o fiduciante: También llamado causante o testador, es la persona que transmite los bienes o derechos y, por tanto, su propietario inicial. Le corresponderá definir los términos en que quiere que se desarrolle el fideicomiso.
  • Fiduciario: Es la persona que recibe los bienes o derechos para administrarlos en favor del beneficiario, teniendo en cuenta las obligaciones definidas en el contrato de fideicomiso
  • Fideicomisario o beneficiario: Es la persona a la que se transmitirá la propiedad del patrimonio una vez se cumpla el plazo o condición.

¿Cómo funciona el fideicomiso?

Es importante saber que, en caso de sustitución fideicomisaria, el fiduciario es quien acepta la herencia y quien adquiere el compromiso de administrar los bienes y de entregarlos posteriormente según lo pactado con el causante. Por tanto, el fiduciario actuará como heredero directo, siendo el fideicomisario el heredero indirecto que recibirá posteriormente los bienes del anterior. 

Nos encontramos, por tanto, con herederos sucesivos: primero el fiduciario (que deberá conservar, administrar y transmitir el patrimonio) y luego el fideicomisario.

También es posible un fideicomiso en el que el fiduciario no llegue a ser heredero, sino tan solo transmisor de la herencia, existiendo un único heredero, que es el fideicomisario.

Los tipos de fideicomiso

El fideicomiso puede diferenciarse en función de distintos factores, por ejemplo, la naturaleza del hecho que activa la transmisión de fiduciario a fideicomisario:

  • Fideicomiso a plazo: Basta con alcanzar una fecha o edad determinada para que se active la obligación de transmitir el bien del fiduciario al fideicomisario
  • Fideicomiso condicional: En este caso se define otro tipo de condición para que se deba producir la transmisión de bienes

También es posible distinguir en función de las obligaciones y derechos del fiduciario:

  • Fideicomiso de residuo: Tiene lugar cuando el fiduciario tiene, además del deber de conservación y entrega, el deber de gestionar el patrimonio, pudiendo disponer de los bienes. En estos casos es posible que el fideicomisario no reciba nada si se consume el bien en su totalidad. 
  • Fideicomiso puro: Otra posibilidad es que el fiduciario tenga un deber de simple conservación y entrega. 

¿Qué es un fideicomiso de herencia?

En nuestro país existe el fideicomiso de herencia, que consiste en asignar los bienes al fiduciario para que este se encargue de custodiar y administrar los bienes hasta que se entreguen al fideicomisario o beneficiario cuando se cumpla la condición pactada.

Por ejemplo, es posible dejar en manos de un tercero una vivienda para que esta sea heredada por los hijos, junto con sus frutos, cuando alcancen la mayoría de edad. 

¿Qué es un fideicomiso para los hijos?

El fideicomiso para hijos es un supuesto muy frecuente, ya que los hijos suelen ser los principales herederos por ley. Funciona de manera que un tercero actúa como administrador de los bienes hasta que se cumpla la condición (normalmente, la edad) que permita que la propiedad y la administración de los bienes pase a la descendencia. 

El fideicomiso familiar es muy común porque la mayoría de herencias consisten en la transmisión de bienes dentro del ámbito exclusivo de la familia. 

Las ventajas del fideicomiso

El fideicomiso resulta una herramienta especialmente útil a la hora de transmitir el patrimonio familiar de forma eficaz, controlando en cierta medida tanto el destino de los bienes, como su gestión y administración hasta pasar al heredero final.

Permite, por tanto, un mayor grado de flexibilidad que la herencia común y es muy utilizado como instrumento de planificación patrimonial. Gracias a esta figura es posible evitar o reducir el riesgo de pérdida de valor del caudal hereditario, lo que sin duda favorecerá al heredero final.

¿Cómo tributa el fideicomiso?

Desde el punto de vista fiscal, hay que distinguir entre fideicomiso puro y fideicomiso de residuo.

En el primer caso, dado que el administrador no podrá disponer de los bienes, corresponderá al heredero indirecto o fideicomisario hacer frente al pago del Impuesto de Sucesiones en función de su grado de parentesco con el causante.

Por otro lado, en caso de fideicomiso de residuo, la situación cambia, dado que el heredero primario puede administrar los bienes e incluso disponer de ellos y agotarlos: por eso, en estos supuestos, el Impuesto sobre Sucesiones corresponde pagarlo en primer lugar al fiduciario.

 

Fuente: Lucía Sicre (Colaborador de idealista news)

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