A la hora de elegir el vidrio más conveniente para las ventanas hay que valorar qué tipo de carpintería hemos instalado y cuál es nuestro objetivo (aislar del ruido, del frío, evitar el sol o ganar en seguridad, por ejemplo). Solo la combinación de una buena carpintería con el vidrio adecuado consigue la mejor hermeticidad y proporciona un correcto aislamiento. Te contamos qué tipo de vidrio te conviene según lo que necesites y qué prestaciones ofrecen.
Si tu piso es ruidoso
En realidad, aquí la principal pregunta es: ¿qué cantidad de ruido es razonable en casa? Durante el día no debería superar los 40-45 decibelios (equivalente a una conversación en un tono normal o el ruido que se puede hacer teletrabajando); y por la noche, 30 decibelios o menos (equivalente a una conversación en voz baja). Para añadir a un vidrio normal una solución que reduzca el ruido constante de los coches, que ronda los 80 decibelios y es lo más molesto que hay cuando se vive en una ciudad, la mejor opción es cambiar el vidrio interior por uno laminado, que consiste en unir el vidrio mediante láminas de materiales plásticos, como butiral de polivinilo (PVB) o etilvinil acetato (EVA).
Si vives en una zona fría y tienes ventanas grandes
¿Tienes una ventana grande y la zona en la que vives es fría en invierno? Entonces, opta por el máximo aislamiento térmico instalando un vidrio doble que por la parte interior del vidrio exterior incorpore un revestimiento metálico. Es lo que se conoce como vidrio de baja emisividad, que cuenta con un recubrimiento prácticamente invisible a la vista. Este tipo de vidrio bajo emisivo se puede instalar en cualquier ventana, sin importar si la carpintería es de aluminio, pvc o madera. Según algunos estudios, con este tipo de vidrios se ahorra hasta un 40 % en las facturas de aire acondicionado.
Si el sol incide con fuerza en tus ventanas
De nuevo, un vidrio bajo emisivo es la mejor opción en verano porque minimiza la entrada de calor en un 50 %. Instálalo en las ventanas orientadas a sur y oeste preferentemente. Tienes otras opciones como, por ejemplo, colocar un acristalamiento triple, que cuenta con dos cámaras y es muy eficiente. Probablemente, la mejor opción para minimizar los efectos de la incidencia del sol sobre el vidrio sea la de instalar vidrios con una capa de control solar combinado con un tratamiento bajo emisivo.
Si buscas privacidad
En este sentido, se demandan cada vez más los acristalamientos inteligentes. Se trata de vidrio laminado conectado a la red eléctrica que lleva una película de cristales líquidos protegidos por dos capas de butiral de polivinilo. Si no están enchufados los cristales son semitraslúcidos y nadie te verá desde fuera. Solo si están enchufados a la red eléctrica se vuelven transparentes.
Si lo que más te importa es la seguridad
Como en lo relativo al ruido, las ventanas de vidrio laminado son una buena opción porque el cristal se quedará pegado al plástico y, así, el riesgo de cortarse es menor. El vidrio templado también es una buena opción. En este caso, se trata de un tipo de vidrio muy fuerte gracias a que lleva un tratamiento térmico que le hace superresistente al impacto. Además, si se rompe, también lo hace en pequeños fragmentos. En casa es buena opción colocarlo en la puerta de una terraza o en la del patio. Quizá, la mayor desventaja es que este tipo de vidrios son alrededor de un 40 % más caros que uno normal. Es importante tener en cuenta que el cristal por sí mismo no aportará la seguridad que buscas si no lo combinas con herrajes o elementos como tuercas de seguridad.
Si tus cristales están siempre sucios
En este caso también tienes distintas opciones. Un vidrio mate lleva un tratamiento al ácido que evita que se queden las huellas dactilares. También está el acristalamiento autolimpiable; es decir compuesto por un vidrio exterior sobre el que al fabricarlo se aplica una capa de dióxido de titanio y sílice. Lo que sucede es que, al incidir el sol sobre el cristal, la suciedad se descompone y la lluvia (o un manguerazo) la arrastra.