El interior de un vehículo puede convertirse en un horno en verano, y no es un modo de hablar: la temperatura dentro de los coches llega a ser 15 ºC mayor que la temperatura del exterior, o incluso más. El calor del motor, el número de ocupantes o el color de la carrocería son factores que influyen en esta circunstancia. A 37 ºC aumentan los despistes y el tiempo de reacción. Estos riesgos se incrementan cuando hay olas de calor, puesto que las temperaturas superan de lejos los 40 ºC, y en días señalados (como fines de semana, inicios de mes o cambio de quincena), porque hay más desplazamientos y tráfico.

 

Efectos del calor en la conducción

El calor afecta a las capacidades y al comportamiento de quien conduce. Colocarse al volante en un día caluroso puede tener consecuencias para la salud, ya que se calcula que en el interior de un vehículo se pueden alcanzar unos 15 ºC más que en el exterior, lo que repercute de forma negativa en el estado de quien lo maneja.

Esto se nota especialmente cuando dejamos el coche aparcado al sol. Según la Dirección General de Tráfico (DGT), en apenas dos horas y media, la temperatura de un vehículo cerrado puede llegar a ser un 88 % más elevada que la temperatura ambiente. Así, si en la calle hay 39 ºC, algunas zonas del interior del automóvil pueden rondar los 70 ºC. Es el caso de los reposacabezas (67 ºC) y, en menor medida, de los asientos (54 ºC). Por eso es imprescindible airear bien el coche y refrigerarlo antes de emprender un viaje.

Un exceso de temperatura en el coche puede suponer una reducción en la capacidad de concentración y de atención, además de una mayor probabilidad de aparición de fatiga y de somnolencia.

Cómo nos afecta la temperatura al conducir

La temperatura de un vehículo depende de varios factores. El principal es la temperatura exterior, pero no es el único. También influye la superficie del automóvil que está expuesta a la radiación solar, su color, la tapicería, la ventilación del habitáculo, el número de ocupantes y el calor que estos desprenden por el tipo de tejido, y el color de la ropa que llevan. Incluso el propio calor del motor puede provocar que, en días moderadamente calurosos, con temperaturas entre 15 ºC y 20 ºC, se alcancen en el coche entre 20 ºC y 35 ºC.

La temperatura en la cabina es un factor determinante para la efectividad en el manejo del coche. Una temperatura elevada produce sueño, cansancio y agresividad. Esto afecta, sobre todo, a cuatro aspectos:

  • 1. El cuidado, atención y obtención de información: con estrés y calor aumentan los fallos en la conducción, porque no se ven las señales de la misma forma, hay reacciones más tardías y es más difícil mantenerse en el carril.
  • 2. La capacidad de reacción ante una circunstancia determinada: se calcula que a 37 ºC se hacen más del doble de movimientos correctores durante la conducción que en condiciones normales. Además, aumentan los despistes y el tiempo de reacción, mientras que el rendimiento visual es más reducido.
  • 3. El nivel de estrés: respecto a la agresividad que causa, está demostrado que la influencia del calor carga de hostilidad a quien conduce. De hecho, el nivel de estrés aumenta de forma significativa el número de veces que toca el claxon en un semáforo o en un atasco, así como la impaciencia.
  • 4. La duración en la conducción, ya que con más calor es más difícil aguantar jornadas largas al volante.

 

Para conseguir una conducción relajada, la temperatura en el interior del vehículo no debería sobrepasar los 24 ºC, sobre todo en recorridos superiores a media hora. La temperatura idónea está entre 19 ºC y 24 ºC. No obstante, desde la DGT se explica que hay que tener en cuenta otros factores como el número de ocupantes del automóvil. Pero ¿qué es mejor: aire acondicionado o climatizador?

Climatizador

Entre el aire acondicionado y el climatizador, este último permite alcanzar la temperatura precisa que se desea. Sin embargo, no siempre es posible. No todos los coches disponen de climatizador, y ni siquiera se puede asegurar que el 100 % de los turismos vengan equipados con aire acondicionado.

Si se tienen que bajar las ventanillas, hay que procurar no distraerse en la maniobra (los elevalunas eléctricos pueden ser accionados por el acompañante) y pensar que la entrada de ruido es un mal menor, frente a las consecuencias del calor en el vehículo. Otras prácticas que se aconsejan son: parar cada dos horas o cada 200 kilómetros, estacionar el coche a la sombra y bajar las ventanillas para que se ventile.

Se aconseja parar cada dos horas o cada 200 kilómetros, estacionar el coche a la sombra y bajar las ventanillas para que se ventile

Aire acondicionado

Viajar con las ventanillas subidas impide la entrada de polvo e insectos (que pueden despistar al conductor) y se elimina humedad. No obstante, el aire acondicionado no debe proyectarse directamente sobre el cuerpo, ni ser demasiado frío, puesto que puede resecar las mucosas de la nariz, de la garganta y de la piel.

Por otro lado, el uso del aire acondicionado hace que la potencia del motor disminuya y que aumente el consumo de combustible. Tampoco es conveniente encender el aire cuando ya se está en marcha (por el riesgo de distraerse) ni nada más montarse en el coche. Si bajamos primero las ventanillas, conseguiremos renovar el aire y sacar el calor acumulado.

 

Consejos prácticos para conducir cuando hay exceso de calor

  • Antes de iniciar el viaje, airea el habitáculo bajando las ventanillas.
  • Temperatura. Mantén la temperatura del climatizador por debajo de los 24 ºC. Si fuera hay temperaturas extremas (por ejemplo, cuando hay ola de calor), ponlo entre 22 ºC y 24° C para evitar enfriamientos por cambios bruscos de temperatura al salir. No orientes las salidas de aire hacia la cara y el pecho.
  • Evita las horas de más calor. Si tienes la posibilidad de hacerlo, programa las salidas evitando las horas de más calor (que en nuestro país suelen ser entre las 17:00 y las 20:00 horas).
  • Vigila la temperatura del motor. 
  • Ropa cómoda. Utiliza ropa cómoda y holgada y un calzado que sujete de forma adecuada el pie. Usar chanclas para conducir es peligroso.
  • Hidrátate. Lleva bebidas frescas. La mejor es el agua. Bebe con frecuencia y no consumas nada de alcohol. El alcohol disminuye los reflejos, crea una sensación de euforia y una falsa seguridad, incluso en los niveles más bajos.
  • Come. Es conveniente ingerir alimentos ligeros y frescos, y evitar las comidas copiosas. En las gasolineras no siempre encontramos las opciones más saludables, por tanto conviene llevarse un táper con algo fresquito de casa.
  • Descansa. Para cada 200 km o 2 horas para hidratarte, airear el vehículo y relajarte. Si puedes, procura detenerte en zonas donde haya sombra. En caso de que debas dejar el coche al sol, no dejes a las personas mayores, los niños ni los animales dentro del vehículo.
  • Fatiga. Si en cualquier momento detectas síntomas de fatiga o somnolencia, para de inmediato para descansar o dormir.

 

Fuente: Erosky Consumer