11Jul2018

Tener un dormitorio fresco es casi el sueño de una noche de verano.

Ahora que el calor empieza a apretar, es cuando más echamos de menos tener una cama en la que descansar a una temperatura óptima. Hay muchas cosas que se pueden hacer para que lleves mejor este calor. Habitissimo te cuenta lo que puedes hacer en tu dormitorio para dormir a pierna suelta y fresco.

Un ventilador que mueve el aire

El verano y el ventilador: un clásico. ¿Pero sabes qué tipos son mejores para dormir fresco y qué dirección deben llevar las aspas? Lo ideal es que empujen el aire hacia abajo (revisa la dirección de sus aspas). Recuerda que eso de tener toda la casa de par en par como hacían las abuelas no es del todo bueno para mantener la temperatura.

Refresca por la mañana, ventila bien aprovechando las ventanas enfrentadas y cuando los grados de fuera superen a los de dentro, ¡cierra todo hasta que vuelva a refrescar! Otro mito popular dice que las plantas deben estar fuera del dormitorio porque absorben oxígeno. Pero hoy en día se ha demostrado que no nos hacen ningún daño, sino todo lo contrario: hasta inducen al sueño y nos ayudan a dormir más fresquitos.

Abre o cierra las puertas

Sí, porque según la ubicación de tu cama o la de tu dormitorio, es muy posible que una puerta abierta o cerrada juegue a tu favor o en contra. Si tu dormitorio tiene salida al exterior, pégales un repaso a las puertas exteriores para asegurarte de que cierran bien.

Para las interiores depende un poco de si tienes o no aire acondicionado o de la temperatura de confort que puedes llegar a alcanzar. Algunos prefieren poner el aire acondicionado en una función de descanso y cerrar la puerta del dormitorio para que no se escape. Otros, en cambio, prefieren no ponerlo y jugar con las corrientes entre ventanas contrapuestas.

Si no hay más remedio, duerme con el aire acondicionado

Hazte con un buen split que no consuma demasiado y que necesite poca obra. Normalmente nos da un poco de apuro eso de poner el aire acondicionado en el dormitorio, pero cuando la temperatura y la humedad suben, no hay más remedio que usarlos. Elige un modelo que como máximo alcance los 24 decibelios de presión sonora, con una función “sleep” o similar que paulatinamente suba los grados hasta apagarse por completo.

Así, mientras tu descansas, él solito regula la temperatura. Recuerda que la humedad óptima roza el 45%, pero se acepta un baremo que vaya desde el 40% al 60%. Y ya que estamos con los números, ten en cuenta que no hace falta ponerlo como si estuviéramos en Siberia. Los expertos dicen que a 26º se duerme perfectamente y, de paso, hacemos un consumo mucho más responsable.

Baja toldos y estores

Un buen toldo puede reducir hasta un 65% la entrada de calor en tu casa. Si en tu dormitorio tienes una ventana soleada, no dudes en instalar un toldo que la mantenga mucho más sombría y fresca.

  • Si la ventana es pequeña, te puede venir de cine un toldo de capota fijo o móvil.
  • Si es un poco más grande, aprovecha y pones uno enrollable de brazos extensibles (que uses a todo tren en verano y quede enrollado en invierno).
  • Y si tienes la suerte de tener acceso a un balcón o pequeña terraza, siempre puedes poner uno mucho más amplio en posición proyectada o totalmente vertical (exactamente igual que un estor tipo screen, que también funciona muy bien).
  • Los más económicos son los de poliéster, pero si eliges una tela microperforada te durará mucho más y estarás a salvo de más del 94% de los temidos rayos UV. ¿Sabes que algunos hasta llevan cofre para proteger la estructura y la tela cuando no se usan? Lo que haga falta para seguir garantizando esa sombra tan rica.

Un buen aislamiento es la clave

Tener un aislamiento correcto en tu dormitorio – o en toda tu casa – puede llegar a reducir hasta un 30% tus gastos en aire acondicionado en verano o calefacción en invierno. Lo ideal es que te preocupes por esto y tomes medidas antes de sufrir las consecuencias. Puedes usar pinturas que reflejen la luz y desvíen el calor (los tejados negros o oscuros absorben el calor del sol; en cambio, los blancos lo hacen rebotar) o incluso invertir en una fachada de doble hoja que garantice un buen aislante. Lo mejor es siempre que un buen profesional te asesore, sobre todo si no estás muy puesto en temas de aislamiento.

Doble cristal doble frescor

Ahora que parece que ya tenemos algo más fresco el nido, no vamos a dejar que todo se escape por la ventana. Ya sabes que el doble cristal siempre viene bien. Sírvete de vidrios con baja transmisión térmica y bajo factor solar. Y de perfiles con rotura de puente térmico. Normalmente las gomas exteriores se pasan con el sol y terminan cayendo a cachitos. Plantéate cambiarlas tú mismo, y de paso asegúrate de que todos los cierres funcionan perfectamente. Lo ideal es que el cristal no se exponga directamente al sol. Baja el toldo o las persianas; si no tienes, cuando el sol apriete.

Apaga o desconecta todo lo que puedas

¿Alguna vez te has fijado en el calor que desprende una TV encendida? Te retamos a que hagas la prueba y nos lo cuentes, pero ya te adelantamos que es mucho calor el que desprende cualquier electrodoméstico en marcha. Nuestro consejo es que apagues todos los que puedas y no estés usando, y que aproveches las horas más frescas para encender los que sean inevitables, especialmente si, por ejemplo, la cocina está cerca del dormitorio. Revisa las bombillas que encenderás por la noche y, a ser posible, usa las de tecnología Led: gastan menos y ¡pegan menos calor!  

Menos agua caliente

Muchos disfrutamos de una ducha o bañera anexa al dormitorio. Están de moda esas bañeras exentas cerca de la cama, pero también suman humedad y calor si usamos agua caliente. Nuestro consejo es que intentes en la medida de lo posible optimizar su uso. La habitación estará más fresca y tu bolsillo saneado. ¡Además de lo bien que le va a la circulación darse una ducha fresquita! Y si no puedes vivir sin el agua a mínimo 36º, siempre te queda plantearte la opción de las placas solares. Su instalación es bastante sencilla y se amortizan en seguida.  Y por supuesto, mientras vas haciendo cambios en tu dormitorio, no te olvides de dormir con tejidos fresquitos y de cenar cosas frías o ligeras… no vayamos a estropearlo todo por culpa de una mala digestión, ¡que también sería mala suerte!

 

Artículo publicado en fotocasa.es